Este 27 de marzo se
cumplen dos años del asesinato del joven homosexual Zamudio, hecho que sacudió
mediáticamente a Chile y al mundo, que puso en discusión no solo a nivel de las
cúpulas políticas sino también a nivel social como es el país en lo que
respecta a políticas de diversidad sexual. Este 22 se celebró el festival de la
diversidad "Daniel Zamudio" en la Plaza de Maipú, organizado por la
misma municipalidad. La tragedia reivindicada en forma de fiesta.
¿Qué entendemos por aceptación social? ¿Cuáles son los límites de nuestros cuestionamientos? Y aún más allá, ¿Cuáles son los límites de nuestra lucha social? ¿Qué esconde el hecho en si del asesinato de Zamudio?
La importancia del asesinato de Zamudio en una línea temporal no radica en su persona sino que en la coyuntura social que significa (como se relata en un principio). El ataque a Zamudio no fue solo a su persona. El ataque fue a toda la diversidad, manteniendo el status quo de una sociedad heteronormada. El ataque fue a todxs nosotrxs, expresadxs y manifestadxs al anhelo de lo que consideran "vicios" de la libertad. Aquella noche atacaron a Zamudio como persona, pero también atacaron su condición de homosexual. Hoy día, recordarlo en forma de fiesta solo nos recuerda lo fácil que se olvidan los asesinatos de índole más cruel en Chile.
Este 22 la celebración
fue por parte de la municipalidad, pero MOVILH e Iguales ya han realizado
varias veces festividades en torno al asesinato y han celebrado una ley
ineficiente con la cual se han vanagloriado utilizando la imagen martirizada de
Daniel. La celebración de la muerte de Daniel despolitiza el
movimiento, ya que su imagen higienizada de buen ciudadano nos hace olvidar a
las identidades trans y otrxs cuerpos marginados que han sido asesinadxs y
oprimidxs en todo Chile. Olvidamos con estos carnavales que, aunque se haya
publicado una ley con el nombre de Zamudio, siguen habiendo víctimas de la
discriminación y de crímenes de odio, que no hay nada que celebrar.
No olvidemos compañerxs
que la política está en todo. No necesitamos celebraciones que tapen la
realidad de Chile, necesitamos soluciones. Este, y cada día del año, no debemos
olvidar que somos víctimas de un sistema patriarcal heteronormado y que la
lucha está en cada acto de nuestra cotidianidad. La solución a esto se
encuentra en nuestras manos, en nuestra disposición a llenar de feminismo las
calles y organizarnos en contra el patriarcado, el capitalismo y sus
sostenedores, en dar una lucha constante contra el machismo, no celebrando sus crímenes
ni las migajas que nos lanza el gobierno.
Verdad y justicia para
todas las víctimas de la transfobia, homofobia y lesbofobia. Verdad y justicia
para todas las víctimas del patriarcado.
¡A Quemar el Clóset!
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