jueves, 5 de diciembre de 2013

“A más de un año del cruel asesinato de Daniel Zamudio, somos muchxs los que seguimos siendo víctimas de crímenes de odio."


Hoy al igual que ayer somos agredidos, en las calles, en los lugares de estudio y trabajo. Hace 40 años  lo hacían abiertamente las milicias; siguiéndonos, mutilándonos, y ultrajándonos, acusándonos de tener y ser causantes del denominado cáncer gay. Hoy son otras las instituciones que se encargan de agredirnos y de recalcar su moral; la Iglesia Católica sigue teniendo un peso importante, si bien no es en cuanto a número creyentes, es en cuanto a la implicancia de ésta en el Estado;  la familia que está absolutamente constituida bajo cánones patriarcales y eclesiales, al que la educación que nos deja ocultos de la sociedad como cual clandestino.

Aún pese a este panorama  adverso, hemos sido testigo de cómo en las democracias capitalistas se han podido conquistar algunos derechos civiles, pero de manera desigual, generando un mercado rosa ultra adaptativo para los homosexuales de altos ingresos, mientras somos muchos lxs no-heterosexuales que quedamos marginados, a la deriva, empujados al desempleo, a la prostitución, a la discriminación arbitraria de las instituciones gubernamentales, bandas fascistas o personas que deciden velar por la moral con sus propias manos.

Ante todo esto las organizaciones oficiales de diversidad sexual aplauden todas las propuestas ''progresivas'' a cualquier gobierno de turno cayendo inevitablemente en el posibilismo y la institucionalidad, y entre estos dos limites no cuestionan al patriarcado que establece una alianza con el modelo de producción capitalista. Para poder tener una liberación sexual efectiva e integral, nuestra fuerza debe apuntar a derrocar al sistema capitalista; y esto no es algo nuevo, es algo que arrastramos desde las batallas de stonewall. Hoy a estas organizaciones les interesa ganar algunas migajas y pelear por cupos en el parlamento en el cual sabemos que no nos darán nada a menos que estemos presionando en las calles, ya tenemos la experiencia de la ley antidiscriminación que fue un tope a la movilización que surge a raíz del asesinato de Daniel Zamudio en contra de la discriminación, esta ley hoy que todos se jactan de repetirla como algo que hizo el gobierno de Sebastián Piñera, es una ley que llevaba más de 10 años en el parlamento parada, y que por el asesinato de Daniel la rearman para poder salir a frenarnos y lavarse la imagen.

Hace menos de un mes hicieron una sentencia a los asesinos de Daniel aplicando condenas que van desde los 7 años hasta 15 años, pero no estamos conformes con esto, puesto que esta ley no nos ofrece igualdad ante la vida, esta ley hoy es una verdadera migaja de todos los derechos que pudimos obtener puesto que lo único que frena son las agresiones de carácter verbal y si el caso realmente lo amerita, lo vimos en el caso del Wladimir donde por los insultos acometidos contra él no pudieron fallar en contra del agresor, entonces realmente nos sirve esta ley, ya que no nos protege.

Hoy en el marco de las elecciones presidenciales y cuando todos los candidatos se les pregunta por las demandas de los no-heterosexuales, son respuestas vacías, no podemos confiar en candidatxs mujeres o lesbianas, ya lo hemos visto lo que defienden son sus intereses de clase, cuando hoy no saben si separar  la Iglesia del Estado es cuando nos dan la clave de cómo van a legislar en materia legal, llenos con es moral tapada en sangre de mujer, no-heterosexuales y mapuches. Hoy nuestra tarea  no es solo que nos toleren o nos acepten, sino luchar por derrocar todos los prejuicios y formas de discriminación, porque hoy nuestro enemigo es más grande y tenemos que unirnos con nuestros hermanos de clase pasando por encima de todas las etiquetas que nos puedan imponer tanto de homosexual- heterosexual, mujer-hombre, migrante- nativo, hoy solo la confianza en nuestras auto organización y fuerza lograra darnos nuestras demandas anheladas.
Educación sexual, gratuita y laica.
Vamos por matrimonio igualitario, el AVP no nos sirve
Por la separación del estado de la iglesia.
Ni un Wladimir ni una Valeria ni un Zamudio más.


Nube militante de ¡A Quemar el Clóset!

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