¿De dónde vienen? ¿Quiénes disparan las balas asesinas que matan a los luchadores sociales?
Repudiamos el vil asesinato del dirigente sindical Juan Pablo Jiménez, un luchador incansable por los derechos de los trabajadores subcontratados de este país.
La empresa Azeta, para la cual trabajaba Juan Pablo, suma una larga lista de abusos laborales e inclusive sobre ella se cierne la responsabilidad de un accidente laboral que acabó con la vida de Richard Trincado y la muerte en extrañas circunstancias de otro lider sindical Evaldo Campos justo después de un proceso contra Azeta que sostuvo junto con el abogado Manuel Puccio.
Mientras hipócritamente la Concertación a través de Escalona exige hallar a los culpables, el gobierno de Piñera en alianza con la policía de investigaciones quieren a toda costa imponer su hipótesis sobre una bala loca, pero han tenido que mantener el caso abierto puesto que se ha generado una amplia respuesta de muchos sectores en lucha: ¿De dónde vienen? ¿Quiénes disparan las balas asesinas que matan a los luchadores sociales? ¡Verdad y castigo a los asesinos de Juan Pablo Jiménez!
No ha sido sólo la muerte de Juan Pablo la que nos hace recordar lo viva que está la herencia podrida de la Dictadura, no fue una bala loca la que mató al estudiante secundario Manuel Gutiérrez, ni la que mató a Matías Catrileo, no fue una bala loca la que le arrebató la vida al obrero forestal Rodrigo Cisternas, ¡son todas balas del Estado de Chile y sus sucesivos gobiernos empresariales, son todas balas que se percutan para proteger los intereses de la clase empresarial de este país!
Este año se cumple un año del asesinato de Daniel Zamudio (que parcharon con una inservible ley antidiscriminación), otra víctima de un sistema que aniquila a todo aquel que se atreva a cuestionar sus bases, económicas, políticas y morales, por esto también la muerte de Juan Pablo no sólo nos conmueve, nos llena de ira y de sed de justicia efectiva y real.
Somos mujeres feministas, gays, lesbianas, personas trans las que hoy nos hacemos presentes para repudiar este asesinato y sumarnos a la lucha por la verdad y el castigo a los culpables. Declaramos nuestra total desconfianza sobre la inocencia de la empresa Azeta en las tres muertes mencionadas, declaramos nuestra desconfianza hacia las intenciones de la Concertación que también tiene las manos manchadas con sangre, declaramos nuestra total desconfianza hacia el gobierno, la PDI, y la justicia de este país hecha a medida de la represión y el capital; por el contrario declaramos nuestra absoluta confianza en la movilización de las masas, en la independencia política de las clase trabajadora para esclarecer este hecho de sangre, en la alianza entre trabajadores, estudiantes, pueblo Mapuche, y nosotros la disidencia sexual que también es oprimida y lucha día a día por echar abajo este régimen y este sistema.
¡A Quemar el Clóset!
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