domingo, 13 de enero de 2013

Declaración sobre la discriminación al interior de las Fuerzas Armadas impulsadas por el jefe del ejército Juan Miguel Fuente-Alba


El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) destacó este domingo que el comandante en jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba, esté impulsando gestiones contra la discriminación al interior de institución castrense, definiéndolas como "un ejemplo" para las Fuerzas Armadas de América Latina.

En ese sentido, el organismo pro minorías sexuales felicitó al general por "enfrentar la homofobia arraigada en el Ejército". Esto, luego que un matutino publicara que la rama de las FF.AA. tomará medidas para adaptarse a nueva Ley Antidiscriminación.

"Fuente-Alba está dando señales históricas de integración y nos satisface que en este desafío considere expresamente la diversidad sexual. Los nuevos desafíos que se está planteando se suman a la histórica reunión que el pasado 23 de octubre tuvo con nuestra organización, donde acordamos un enlace permanente para enfrentar denuncias por homofobia al interior del Ejército", sostuvo el Movilh.

El organismo precisó que doble es el reconocimiento para Fuente-Alba al "considerar que no cuenta con un clima cultural institucional favorable para enfrentar la homofobia. Los polémicos y discriminatorios instructivos conocidos en septiembre pasado sumados a los resultados de las encuestas internas que están aplicando, son una muestra de ello".

Como “¡A Quemar el Clóset!”, encontramos necesario destacar las problemáticas que surgen tras estos hechos. El problema acá no radica en que lo integrantes del ejército quieran o no compartir con personas que no sean heterosexuales, de hecho es sabido que en el ejército de Chile (por conocimiento popular, sentido común e inferencia estadística) hay varios/as integrantes homosexuales y lesbianas, los que son obligados a mantener su vida sexual en secreto y ocupar un disfraz híper heterosexual para no manchar los honorables valores de la institución que tiene como objetivo defender la patria. Ese es un problema, el tener que aparentar heterosexualidad para tener los mismos derechos y demostrar que tienes las mismas capacidades.
Por ende, ante lo anterior, desde una perspectiva fiel a la democracia, las personas LGTBI tienen el mismo derecho a participar en las fuerzas armadas, teniendo en cuenta que tienen las mismas capacidades física e intelectuales que las personas heterosexuales. La cuestión radica que la sexualidad ni el género de la persona deben ser considerados pertinentes para ejercer sus derechos ciudadanos, pertenecer a alguna institución, etcétera.

Ahora, lo que nos parece más importante destacar, y es donde creemos que radica realmente el conflicto, es en la paradoja que se crea cuando personas pertenecientes a la diversidad sexual participan o desean participar en las Fuerzas Armadas, ya que dicha institución ha sido un medio represor a todo tipo de diversidad de las distintas esferas sociales de la sociedad en la historia. Imposible es no notar la incompatibilidad ideológica de dos bandos contrarios, uno que es el icono de la opresión y otro que es el icono de los oprimidos; el ejército que tiene valores institucionales que repudian la diferencia y aplauden la exclusión, y el Movilh, organización pro diversidad sexual más conocida en Chile, que supuestamente apela por la integración e igualdad derechos, ahora unidos, felicitándose.
No compartimos la militancia de ninguna persona en las FFAA, pero sí creemos en su legítimo derecho para ser partícipes de tan mencionada institución.

Ponemos en cuestión, ¿bajo qué costos busca la igualdad organizaciones como Movilh? ¿Debemos someternos a estereotipos de vida heterosexual para ser “aceptados” en la sociedad y que se nos permita sin represarías ejercer nuestro legítimo derecho? ¿Cuál es la igualdad por la que luchan?
Claramente, la dirección de su lucha no la encontramos correcta, ya que creemos que el camino de lucha no es siendo complaciente con los altos mandos ni ceder ante el oportunismo de ciertos partidos políticos, y menos aún tener que adaptarnos a una sociedad heterosexual de forma en que debemos hetero-normalizarnos para no molestar al heterosexual común y silvestre; ni tampoco aplaudimos al comandante en jefe del Ejército Juan Miguel Fuente-Alba; sean buenas, malas, interesadas u solidarias sus intenciones; no podemos celebrar que no se esté viendo el problema de fondo, el problema de la paradoja que se da entre ideologías políticas.

Fuente:

Fer Marikaoz
¡A Quemar el Clóset!

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